¿Porqué no pensar la escuela como un lugar que puede ser reconocido socialmente, que permita y facilite los deseos de saber, el conocimiento de si y la inserción socio-cultural, el desarrollo profesional de los actores, las múltiples relaciones con la comunidad, en el marco de una gestión situada de los procesos institucionales y curriculares?
Es posible repensar la escuela en contexto, asumiendo los desafíos y las oportunidades en función de la voluntad de cambio y transformación.