Este artículo analiza a través de fuentes históricas y obras de historia cultural, la emergencia de colectivos de cine y documental militante durante el periodo del New Deal estadounidense teniendo en cuenta las tensiones entre éstos y las políticas documentalistas institucionales o las directrices realistas de los años treinta. Se plantea así que, ante la eclosión de nuevas tecnologías audiovisuales, y la organización de redes de cooperación al margen de los estudios cinematográficos, algunas posiciones críticas no sólo retan ciertas políticas estéticas hegemónicas si no que también establecen nuevos diálogos con narrativas instituidas a la vez que retan los modelos de organización del trabajo de la industria cultural. Para ello se tendrá en cuenta el caso de NYKino, como plataforma escindida que reformulará los preceptos del dogmatismo anti-vanguardista del PCUSA o la pretendida objetividad del documentalismo institucional, llevando a cabo una crítica del trabajo en los espacios de la militancia. De este modo, intentaremos insertar estas prácticas en el marco del modernismo estadounidense.