El pensamiento de Bonnie Honig es presentado como una alternativa al modo en que el pensamiento político liberal ha tratado el tema del pluralismo. En lugar de reducirlo a un fenómeno de multiplicidad de voces, se trata de admitir el carácter esencialmente controvertible de los conceptos políticos básicos y la importancia del disenso como dato permanente de la coexistencia social. Para esta manera de entender el pluralismo, no es posible aspirar a respuestas neutralistas como las propuesta por muchos liberales. De lo que se trata es de aceptar el componente disruptivo y agonal de la política, como único camino para no silenciar las voces auténticamente disidentes.