Este artículo trata sobre la exigencia de la sociedad postsecular a los ciudadanos religiosos y no religiosos de traducir comprensivamente sus cosmovisiones y visiones omnicomprensivas en el ámbito de la esfera pública. Los ciudadanos laicos podrán comprender las reservas de sentido de las tradiciones religiosas, en tanto pueden ser aprehendidas por todos: creyentes, agnósticos y ateos. Para ello hay que apreciar la contribución de la razón anamnética a los aprendizajes recíprocos de la razón y la fe, relacionando razón comunicativa y memoria passionis.