La búsqueda de un paraíso como utopía esconde una tensión o contradicción con el ideal utópico del otro, nuestra realidad en la casa, en el territorio y la identidad, solo es una ficción que se dirige a ese lugar, modificando nuestro punto de vista, desconociendo otras realidades y otros mundos posibles. Su frustración en si distopía genera fracturas, la confrontación de utopías produce un borde y una frontera erótica que permite de-monsterizar al otro y a sí mismo. En ese borde, en esa confrontación erótica y bastante volátil, se encuentra el trabajo, cuyo objetivo es retornar al otro como parte de mi mundo.