La composición musical para el formato orquestal se ha caracterizado por sintetizar de forma evidente las habilidades de un compositor: desde el conocimiento teórico y práctico de la instrumentación, el uso adecuado de los instrumentos en su individualidad y en su relación con otros (orquestación), y la implementación de diversas técnicas precompositivas y compositivas que están implícitas en la composición y creación de una obra de tal envergadura. El proceso de composición de una obra orquestal va más allá de cumplir con parámetros de instrumentación y orquestación: en ella se evidencian posturas estilísticas del compositor, sus influencias tras la herencia de una historia musical que aún se construye, y además, su identidad dentro de ésta como compositor y artista.