Este artículo analiza dos de las novelas de Tomás González, Primero estaba el mar y Los caballitos del diablo , ubicándolas en el espacio de la narrativa de los ochentas y siguiendo el eje de la problemática relación que se establece en las obras en el espacio del campo y la ciudad. También compara las novelas de González con otras obras del canon tradicional colombiano (como Manuela o La vorágine ) para dar una idea de la nueva visión de la naturaleza que ofrece el autor.