La tesis que defendemos es que una propuesta de educabilidad
de las emociones debe comprender cuatro aspectos: la educación de los juicios y las
evaluaciones, el carácter social y cultural de las emociones, la educación del cuerpo y la
educación de la expresión. Estos cuatro abarcan tanto los aspectos cognitivos como los
fisiológicos y nos permiten pensar el carácter social de las emociones. Si bien, varias
posturas cognitivistas realizan propuestas en cuanto a la educación de los juicios y
valoraciones, estas han dejado el cuerpo en un lugar secundario basándose meramente en
la formación de creencias a partir de recursos como la literatura. Igualmente sucede con
las posturas fisiologistas cuyo aporte se basa primordialmente en la importancia de los
cambios de la expresión.