En un intento por hallar el sentido a mi disposición sentimental hacia el mundo, plagada de melancolías anticipadas y temores reptantes, la fotografía cruzó mi camino y se fue construyendo como la manera más coherente en que podía transitar la vida. En un ejercicio fotográfico propio he podido enfrentar la catástrofe inminente, esta donde la muerte sucede en cada instante y en que la fotografía es la única forma de hacer el duelo. Así como anticipo el acontecimiento de la catástrofe que está por fuera de mi control, en un proceso fotográfico análogo me distancio del instante decisivo en que tomo control de lo azaroso, para dejar surgir el acontecimiento, y entregarme finalmente a la catástrofe, la muerte de las personas a través de su imagen.
En esta obra combino fotografía análoga experimental y cine análogo de 16 mm. experimental para hablar de la catástrofe inminente, donde la fotografía se convierte en un medio para hacer un duelo anticipado a la perdida de quienes me rodean. Con imágenes reticuladas y revelados parciales la imagen pierde su función de registro de lo visible y empieza a dejar surgir lo invisible, la muerte que se cuela a cada instante en mi ejercicio fotográfico.
Con un loop de 40 segundos análogo, transformo la catástrofe no solo en instante y quietud, como en la fotografía fija. Ahora esta catástrofe se transforma en repetición. La catástrofe se convierte en un proceso constante de conciencia de lo inevitable, la muerte de las personas.