Sor Juana Inés de la Cruz fue una poeta y monja novohispana del siglo XVII de ingentes conocimientos y de pluma extraordinaria. En su siglo, el sistema teocrático español era represivo en múltiples sentidos, pero a ella correspondió de forma especial que no se tolera(ba) que una mujer pudiera ser inteligente y poeta, y menos aún siendo monja. Uno de los frentes de la censura era la religión, fundamentada en exégesis bíblica tergiversada. Sin embargo, por el poder (soterrado y subversivo) que le concedían el hábito religioso y la estética barroca, Sor Juana supo reapropiarse de y resignificar la retórica bíblica con que la perseguían para construir un conocimiento teológico robusto y coherente, y así defender su verdadera vocación, que era la letrada e intelectual. El propósito de este trabajo es examinar esas estrategias defensivas e impugnadoras de la jerónima en algunas de sus más célebres obras, considerando que su empresa poética apunta a una limpieza de la imagen de Dios que le compete a ella como creatura a quien la Providencia encomendó unas virtudes de erudición.