La regulación emocional se refiere a las maneras de modular, inhibir, intensificar o decrementar la forma de reaccionar ante situaciones elicitadoras de emoción; esto con el fin de que el individuo se adapte a su entorno (Cicchetti, Ganiban y Barnett, 1991). Este proceso inicia en los primeros meses de vida y va creando pautas de interacción más o menos exitosas con otros individuos, y se va a definir a la luz de la interacción, observación y presencia de los padres (Gardner, 1995). Así, se exploró el impacto del conflicto o armonía entre los padres en las reacciones emocionales de 113 adultos mexicanos. Los resultados muestran que para las emociones positivas se encuentra una mayor apertura y expresividad mientras que para las negativas el ocultamiento y la falta de expresión.