Descripción
El filósofo que piensa sobre temas vitales es siempre un filósofo de nuestros días, aunque miles de generaciones nos separen de la suya. Todo filósofo de renombre universal es, en el fondo, un filósofo de la vida, porque nadie puede filosofar venciendo el tiempo si no lo hace sobre la vida consciente, que es la constante proyectada en el horizonte del tiempo. Platón, Aristóteles, Agustín, Kant, seguirán siendo filósofos de todas las horas presentes, porque la temática que ellos dejaron planteada es de contenido inagotable. Pero cuando un filósofo es, por encima de todo, filósofo de la vida, la humanidad suele tributarle el dictado de filósofo en sentido anto-nomástico. Tal es, entre otros, el caso de Séneca. Su filosofía moral de la vida forzosamente ha de interesar a los hombres de todos los tiempos, porque el hombre, considerado como sujeto de la vida moral, no está sometido a transformaciones sustanciales.