La arquitectura del Siglo XXI se ha enfocado más en un ámbito socio-arquitectónico, donde el interés principal está dirigido a los individuos que van a habitar. Mi postura frente al concepto de la arquitectura consiste en que el usuario como habitante de la arquitectura y del espacio tiene la posibilidad de expandirse, movilizarse y configurar su espacio como lo desee, generando así la necesidad de crear un área de ocupación que se adapte, sea flexible y recree cualquier ambiente, que el habitante desee.
El lugar de estudio y zona de laboratorio urbano/arquitectónico es la región de la Guajira y el usuario al que estará destinado es a un grupo indígena, los Wayuú, para poder trabajar con ellos se debe tener un conocimiento previo de esta cultura, como habitan en el territorio, cuáles son sus creencias, tradiciones y lo más importantes es como se relacionan con otros grupos culturales; primer punto a pensar, es cómo hacer para que tengan una calidad de vida más alta en su territorio sin modificar su tradición y su cultura.
Una de las respuestas es crear imaginarios o escenarios de cómo se podría ver su territorio a futuro y como sería la arquitectura que los envolviera y los resguardara de un territorio tan agreste como este y que les de la facilidad de ser auto sostenible.
La arquitectura resultante sería un prototipo tecnológico de auto construcción, donde los habitantes tengan la flexibilidad y posibilidad de construir su vivienda, equipamiento y espacio público de la envergadura que ellos requieran según su número de habitantes, con técnicas constructivas sostenibles y con materiales propios de su región y que tengan la capacidad de expandir y modificar según sus necesidades