La pregunta por lo humano, esa diferencia que ha sido tantas veces perseguida por los conceptos, que ha querido ser cercada y que, sin embargo, parece esconderse, escapar, y que solo permite ver su sombra, es el punto de partida de esta investigación. Lo que constituye lo monstruoso del hombre contemporáneo específicamente y sobre lo que reposa nuestra propuesta y necesidad de lectura y revisión del libro de Frankenstein, es esa nueva conformación, característica del paso a una forma bizarra de lo humano tan promovida en el mundo contemporáneo. La fragmentación sobre la que descansa, la comprensión de su vulnerabilidad, de su estado deficitario que requiere entonces de muletas, en pocas palabras de una constante transformación en la que se pretende preservarse en la existencia, en la que se reta a la muerte, se la desafía a vérselas con un nuevo hombre, con uno que a través de sus metamorfosis, de sus prótesis, ortesis y muletas pretende ganar la eternidad. Ya no hay cuerpo natural, es simplemente imposible postularlo o reconocerlo. El cuerpo es ahora el instrumento de constitución de lo humano en tanto que posibilitador de sus continuas transformaciones