La lectura de La novela virtual, de Gustavo Sainz, publicada en 1998, es un buen pretexto para alborotar las nostalgias, particularmente de los paisajes-los reales y los literarios- que rodeaban en la utópica década de los sesentaa los coetáneos de la Onda; también puede serlo para atisbar los paisajes del pasado reciente de México y de sus letras, y los de su presente en el umbral del nuevo siglo. Quiero decir que esta lectura alienta la evocación de determinadas topografías y su transformación con el paso de los años.