Este artículo parte de la necesidad de que la educación musical se adecúe a los nuevos modelos comunicativos y sociales del siglo xxi, que profundicen en el desarrollo humano y el bienestar. Para dar respuesta a este reto, se parte de la conceptualización de la psicología positiva, y en concreto de las virtudes y fortalezas de carácter argumentadas por Peterson y Seligman. Paralelamente se muestran 24 proyectos educativos musicales de todo el mundo que tienen su fundamentación y razón de ser en las fortalezas citadas. Cada uno de estos proyectos muestra cómo las actividades surgidas desde las necesidades sociales conforman un camino hacia la construcción ciudadana y el desarrollo humano, para los cuales es de vital importancia la flexibilidad que permiten los entornos no formales en las propuestas de modelos de educación musical para el nuevo siglo.