Este ensayo relaciona la lucha por suprimir el hambre en el mundo, con la controversia sobre el aborto. Critica la defensa de Dworkin de la legalidad del aborto, y presenta razones para que las personas en los lados pro-vida y pro-elección inviertan su tiempo y recursos en la lucha contra el hambre en el mundo, en lugar de la controversia sobre el aborto, en la cual ambos lados podrían trabajar juntos. En la lucha sobre si, y en qué medida, los abortos deben ser legales, un gran gasto de esfuerzo es simplemente neutralizando entre las perspectivas pro-vida y pro-elección, mientras que combatir el hambre en el mundo es mucho menos despilfarrador y costoso para la armonía civil y para la situación de la moralidad en nuestra cultura. Varios contraargumentos, como aquellos que invocan consideraciones sobre el costo-beneficio, la distinción entre hacer y dejar hacer, o entre los compatriotas y los extranjeros, pueden ser refutados.