Las empleadas domésticas son personas bien conocidas en nuestra sociedad. Las historias que conocemos se reducen a las experiencias en casa, a los chismes y las telenovelas. El sesgo de esas narrativas oculta prácticas y experiencias de subordinación. En este trabajo intento demostrar las contradicciones del oficio y los conflictos que ocasionan en su vida privada a partir de tres historias. Estas intentan escudriñar las paradojas de la vida pública y privada, teniendo en cuenta que, de entrada, hacen parte de una población constantemente vulnerada en otros escenarios sociales.