Los bordes de la ciudad han sido lugares donde se despliegan distintos fenómenos que permiten la mutación del territorio y por ende son propicios para establecer interfaces, entendidas como esas interacciones entre dos partes que permiten el equilibrio entre ambas. De los cuatro bordes de Bogotá, es el occidental el que presenta una mayor relación entre lo urbano y lo rural ya que da hacia Funza, donde se produce la mayoría de los productos agrícolas que alimentan a Bogotá y al país, y algunos son exportados fuera de Colombia. El proyecto desarrolla un plan parcial rururbano donde se plantea el crecimiento de Bogotá sin que lo urbano invada lo rural, permitiendo que la producción agrícola continúe y que las nuevas construcciones se localicen en puntos estratégicos para fortalecer el ciclo agrícola e industrial.