Descrição
Actualmente nos enfrentamos a una crisis carcelaria donde uno de los problemas con mayor impacto es la sobrepoblación, nos encontramos con un hacinamiento de más de 54% es decir, tenemos capacidad para 80.000 presos y tenemos una población de 123.000 presos, de los cuales el 1,1% representa a adultos mayores de 70 años, es decir aproximadamente 1.370 internos casi en su totalidad hombres. (Datos demográficos del IMPEC: https://www.inpec.gov.co/estadisticas-/tableros-estadisticos)
En este proyecto se pretende abordar desde lo arquitectónico, las cárceles para adultos mayores, donde la posición que se toma frente a un tema tan polémico como lo es si el encarcelado es culpable o inocente, se deja a un lado para hacer énfasis en que a pesar de ser una persona que perdió el derecho a su libertad, aún conserva todos los demás derechos humanos. Los espacios deben ser flexibles a la adaptación de las nuevas necesidades que los reclusos de este grupo comienzan a tener, ya que pueden continuar cumpliendo su condena pero manteniendo una calidad de vida digna.
En las distintas visitas que he realizado a las cárceles para hacer servicio social, he logrado conocer reclusos que en su mayoría son víctimas del abuso y el abandono por parte de sus familias volviendo sus oportunidades de recuperar su vida en el exterior casi nulas. Lo cual pone a estas personas mayores en situaciones muy difíciles ya que al no tener ningún tipo de ingreso económico no tienen forma de negociar ni de obtener elementos de aseo personal, cobijas, ropa, papel higiénico, cepillo dental, etc.
A pesar de que los centros penitenciarios intentan dividir a los reclusos teniendo en cuenta ciertas características no hay espacios específicos para este tipo de personas por problemas de hacinamiento y malas condiciones carcelarias.
El proyecto nace de la hibridación entre un centro penitenciario, un hogar geriátrico y la producción. El proyecto recibe el nombre de Luis Alfonso Oliveros quien ya murió, fue un líder social perteneciente a esa población quien lucho hasta el último momento por la dignidad humana a través del servicio social.
La ubicación del proyecto se escogió en un punto estratégico de la ciudad que cuenta con el fácil desplazamiento de los reclusos de la ciudad, abogados, etc. Adicionalmente contamos con la cercanía a la clínica universitaria MEREDI para apoyar el centro penitenciario en tratamientos específicos de salud, cercanía con el IMPEC y aprovechando un lote residual de un anillo vial de la ciudad que cuenta con todas las condiciones necesarias basándonos en la DNP la cual nos da los lineamientos para el diseño y construcción de cárceles.
Se desarrolla sobre dos lotes donde nos permite aislar completamente el centro penitenciario en una manzana a la cual solo se puede acceder a través de un puente que comunica con la otra manzana donde se encuentra el centro administrativo, fundaciones y, control y seguridad de ingresos.
En cuanto a lo arquitectónico el proyecto se podría dividir en 3 fases: en un espacio público, una zona administrativa y el centro penitenciario. Estas tres cuentan con distintos niveles de privacidad y de seguridad.
Con el espacio público que envuelve el proyecto se pretende mitigar la dureza de la cárcel y lograr un acercamiento de la ciudad al centro penitenciario para incentivar el trabajo social en el mismo.
En conclusión el proyecto se desarrolla tomando una posición determinante donde la arquitectura no castiga, teniendo en cuenta que las personas que están presas ya fueron juzgadas y están cumpliendo con dicha condena, se aborda una problemática que une las distintas condiciones especiales de los adultos mayores quienes posiblemente terminen sus días en este establecimiento, con la seguridad y necesidad del centro penitenciario donde no solo se vela por el cumplimiento de las condenas sino porque lo hagan con dignidad humana.