La simulación clínica ha sido una herramienta necesaria para que los estudiantes de enfermería se entrenen y se capaciten en la ejecución de determinados procedimientos, por medio de una serie de situaciones que se asemejan mucho a la realidad, logrando que se obtenga un óptimo desarrollo de competencias profesionales antes de tener un contacto con el paciente en clínica. Según Amaya (2007), la simulación clínica ha estado basada en cuatro movimientos, el primero inicia en el siglo XX, donde se diseñó un modelo de reanimación cardiopulmonar que fue creado para que las personas desarrollaran habilidades y destrezas en situaciones de crisis, el segundo movimiento, sucede en la segunda mitad del siglo XX, cuando se incorporaron características humanas a los simuladores, tales como ruidos cardiacos y respiratorios, además de esto, aparecen los modelos aptos para realizar procedimientos como venopunción y cateterismo vesical. En el tercer movimiento, ya se cuenta con simuladores que representan un trabajo de parto completo con sus complicaciones correspondientes, con sonidos que permiten desarrollar competencias técnicas y además, facilita el registro del actuar del alumno, aproximándolo más a la realidad. En el cuarto movimiento, se desarrollaron simuladores de tercera y cuarta dimensión, los cuales contaban con sensació n, percepción táctil, visual y auditiva que se acercaban más a lo real, a su vez, este cuarto movimiento, llevó a una gran reforma educativa mundial, para lograr nuevas estrategias de enseñanza aplicando nuevas tecnologías y así obtener habilidades clínicas y de comunicación por medio del entrenamiento en las salas de simulación clínica.