Establecer un acceso venoso periférico es un procedimiento básico y frecuente en el ámbito hospitalario para el cual el médico general debe estar entrenado y habituado a realizar.
El acceso vascular periférico está indicado para la administración de líquidos intravenosos ya sean estos para el mantenimiento y/o reposición del volumen, para la administración de productos sanguíneos y/o de medicamentos o, en algunos casos, para la toma repetida de muestras de sangre.
En general no existen contraindicaciones absolutas y la única contraindicación relativa para realizar una canalización venosa periférica es la falta de accesos venosos periféricos por condiciones asociadas al paciente desde el punto de vista anatómico o patológico, por ejemplo, quemaduras de extenso compromiso de la superficie corporal, fístulas arteriovenosas, etc., casos en los cuales es necesario acceder a un acceso venoso central.