En el presente trabajo intentaremos mostrar cómo Gabriel Marcel comprende la articulación del sí mismo y del otro a partir de su reflexión en torno a la contraposición entre libertad y don, de su crítica a la filosofía de la libertad de Jean-Paul Sartre y de las implicancias metafísicas del amor. Los tres abordajes indican un camino que lleva a entender al hombre en su tensión entre la mismidad y la alteridad, en el seno de una comunión fundamental, que remite, en última instancia, a lo divino. Así, los discursos metafísicos y religiosos se encuentran cruzados constantemente, lo cual, lejos de quitarle valor a su filosofía, nos enseñan al mismo tiempo un modo y una atención que debemos dar a los símbolos y testimonios sagrados.