El 15 de enero de 2006 el papa Benedicto XVI en su mensaje a la jornada mundial de migrantes y refugiados nos dice que “entre los signos de los tiempos reconocibles hoy se pueden incluir ciertamente las migraciones, un fenómeno que a lo largo del siglo recién concluido asumió una configuración, por decirlo así, estructural”. Desde esta afirmación y en conformidad con el concilio Vaticano II parece que es pertinente iluminar esta realidad desde las Escrituras y desde una apropiada reflexión teológica. Esto nos ayudará a descubrir en qué sentido y de qué manera Dios se nos está revelando en la compleja y desgarradora realidad de la migración.
En esta línea se inscribe el presente estudio que hemos entendido como una aproximación bíblico-teológica a la migración y cuyo núcleo de trabajo fue la puesta en diálogo del fenómeno migratorio venezolano con versículo 14 del capítulo 41 del libro de Isaías. La experiencia de Dios que tienen los migrantes venezolanos junto a la acción de Dios anunciada por el profeta nos condujo a la formulación de 5 criterios orientadores para praxis eclesial en favor de población migrante.