La emergencia de las tecnologías digitales interactivas ha empezado a afectar prácticas discursivas tan sólidas como el ejercicio literario. Por una parte, la circulación de comentarios de obras se ha masificado (incluso se ha abierto la licencia para que el lector las transforme); por otra, se ha ampliado la base de expresión, gracias al uso creativo de las tecnologías de la recombinación, aunque esto signifique que los productos resultantes no puedan etiquetarse como obras literarias y deban alojarse en ese campo emergente adonde están yendo a parar las obras basadas en tecnología digital interactiva, llamado el net art.