El mundo moderno se caracteriza entre muchas otras cosas, por ser un mundo de visiones encontradas, de mayor información y, por ende, de una mayor conciencia colectiva sobre las problemáticas actuales. Uno de los efectos que genera este flujo de información son tendencias animalistas cada vez más presentes en nuestro día a día, en donde el bienestar animal se vuelve un punto importante en la agenda ideológica de las personas (Guerrero, 2017). Es por este motivo, que las iniciativas con impacto positivo en el bienestar animal tienen cada vez mayor aceptación con el público general y pueden ser motores de emprendimiento y desarrollo económico a la vez que se mejora la calidad de vida de los animales.
Las mascotas son un sector de la economía en constante crecimiento y que, si bien cada vez se explora más, aún tiene mucho por explotar. Los perros representan el 87% de las mascotas en Colombia, y la ciudad de Bogotá tiene una población de perros callejeros de aproximadamente 120.000 ejemplares (Rodríguez, 2019), que nos lleva a cuestionarnos si ¿las políticas de sanidad, esterilización fundaciones y demás actores que buscan reducir la población de perros callejeros en la ciudad están siendo efectivas? A primera vista y basados en los datos de perros callejeros, se puede concluir que no están siendo efectivos, esto a su vez nos genera la pregunta de ¿Cómo se puede abordar el problema de los perros callejeros desde una perspectiva nueva que ayude a darles calidad de vida a estos perros?
A partir de estas dos preguntas nace este proyecto, buscando abordar el problema de la adopción irresponsable a causa de la falta de conocimientos y recursos mediante un servicio que ayude a disminuir las tasas de abandono y haciendo que las adopciones y compras realizadas a través de nuestro servicio, tengan unos índices de abandono muy bajos gracias a diversas herramientas que nos ayudarán a lograr el objetivo del proyecto, atacando así, el problema de raíz.