La tradición épica se fecha desde los albores de la civilización occidental; desde el momento en tiempo cuando el hombre, librado por la organización social de su nueva vida sedentaria, tuvo tiempo de reflexionar sobre su posición particular en y ante el mundo y buscar relacionarse con él en términos más amplios. Anteriormente su lucha para subsistir en un ambiente hostil é incomprensible le había obligado a obrar y pensar en sentido comunal y jamás como un ser único e individual. Esta colectividad se ubicaba mentalmente en un presente sin documentos ni tradiciones para recordar el ayer y sin la sabiduría necesaria para poder imaginar el mañana.