La tragedia griega es expresión preferencial de los nuevos valores de la democracia ateniense en el siglo V. Tomando en cuenta esta convicción, se hace una lectura de las dos obras llamadas Suplicantes, la primera de Esquilo y la segunda de Eurípides, para examinar en qué sentidos la tragedia prueba la democracia cuando valores humanitarios fundamentales quedan en cuestión por la marginación de la sociedad de grupos de personas vulnerables.