El trabajo elabora una propuesta ética crítica a partir del concepto habitar el mundo, creado por la filósofa feminista, postestructuralista y teórica crítica Judith Butler. ¿Quiénes no pueden habitar a plenitud el mundo social por su género, orientación sexual o raza? es la pregunta que recorre todo el escrito. El primer capítulo muestra cómo Butler, basada en Hegel, considera la existencia humana extática y, por ende, inestable, incoherente y dependiente de los otros. Así las normas de reconocimiento expulsan ciertas vidas de los círculos sociales creando un mundo inhabitado, poblado por seres humanos considerados pseudohumanos. No obstante, estas vidas menos humanas, a partir de su negación, construyen las fronteras del mundo que se habita a plenitud. La violencia, suscitada por la petrificación de las normas éticas, se levanta para intentar borrar las vidas pseudohumanas y negar un hecho constitutivo de nuestras vidas: la vulnerabilidad. En el segundo capítulo se examinan los reclamos de justicia, planteados en términos de habitabilidad, esgrimidos por la filosofía butleriana en problemas concretos como el género y el lenguaje. Un examen ético de la teoría de la performatividad del género y del lenguaje da cuenta cómo, del fracaso de la repetición de las normas culturales, emerge la agencia, por lo cual las vidas inhabitadas adquieren capacidad de acción para resignificar los términos lingüísticos que las oprimen y las marcas de género que las asfixian. En la conclusión se muestra la forma en que la ética crítica butleriana radicaliza la democracia y hace del mundo un lugar más habitable.