El nombre de Prudencia Ayala (1885–1936) está asociado al imaginario salvadoreño de la resistencia. Mujer, indígena e iletrada, se postuló como candidata a la presidencia de El Salvador en 1930, cuando la noción de ciudadanía política no contemplaba la plena participación de las mujeres. Su iniciativa no solo puso en evidencia los límites y ambigüedades del ideal republicano salvadoreño, sino que constituyó un punto de partida para la reivindicación de los derechos de las mujeres en el país. Desde el campo de los estudios culturales, este texto explora los primeros atisbos de la construcción del mito alrededor de esta mujer. Para quienes guardan y difunden su figura, el aparente fracaso de sus aspiraciones electorales ha sido fuente de inspiración y perseverancia para sus propias luchas.
En su nombre buscan reivindicar, en pleno siglo XXI, un modelo de convivencia que favorezca la equidad y la inclusión de las diversas identidades salvadoreñas.