Descripción
El P. Juan Hernández Pico hace un análisis del contexto en el que se celebra el Bicentenario de la restauración de la Compañía de Jesús. Para ello hace un recorrido histórico, comenzando con el contexto en el que la Compañía de Jesús es restaurada en 1814, que, a su vez, le remonta al contexto en el que fue suprimida en 1773, para luego volver al siglo XIX y llegar hasta los días presentes.
Comienza la reflexión contextualizando el momento justo en que la Compañía es restaurada; momento marcado principalmente por la derrota de Napoleón Bonaparte en Waterloo y el comienzo del intento de vuelta al Antiguo Régimen. Todo esto en el marco de los cambios culturales, políticos, económicos y sociales que trajo consigo la Ilustración, una época marcada por el “advenimiento de la razón como fuente principal y autónoma de luz para la humanidad y el ocaso de la fe como única fuente primordial de luz”. Para profundizar en el significado de la restauración de la Compañía de Jesús en este contexto, se remonta al momento de la supresión afirmando que el drama que viven los jesuitas se inserta en la revolución cultural, económica y política que estaba viviendo Europa. Y es en esta situación que los monarcas de Portugal, Francia, España, Nápoles, Sicilia y Parma pretendiendo enarbolar la bandera de la Ilustración presionaron al Papa Clemente XIV para que promulgara el breve de supresión. Afirma que “En resumidas cuentas, puede decirse que los jesuitas fueron víctimas de una pinza que los apresaba: el ataque de los Estados y de sus monarcas ilustrados, bien visto por los filósofos de la Ilustración, y la distancia del pueblo. A esto se añadieron sus propios errores y fallos, sobre todo su aislamiento al interior de la Iglesia, que fueron sacados de proporción por medio de la quiebra de Lavalette en Martinica convertida en símbolo de corrupción”.
Luego vuelve al contexto en el que la Compañía es restaurada, poniendo atención en la actitud y comportamiento de los jesuitas: una actitud marcada por el fuerte conservadurismo ideológico y una llamativa adhesión incondicional al Papa. Esto, probablemente por un temor consciente o inconsciente a volver a ser suprimidos. Esta actitud se mantuvo en la Compañía por más de un siglo, hasta que en el siglo XX se produjo un proceso de cambio, con un enorme crecimiento demográfico, que llevó a las radicales opciones tomadas por la Congregación General XXXII: el compromiso en la lucha crucial de nuestro tiempo, la lucha por la fe y la lucha por la justicia que la misma fe exige. Y desde esta opción fundamental, concluye el P. Hernández Pico reflexionando sobre la realidad que los jesuitas viven hoy: un mundo globalizado, con los desafíos que trae consigo, tanto al interior de la Compañía como en su misión de hoy.