El autor hace un estudio de los aspectos que han ido configurando la identidad de los jóvenes en la vida religiosa y también aquellos que no son religiosos. Su aporte sobresale porque trata este tema desde las perspectivas social y cultural, y no se centra solamente en las dimensiones económicas y financieras de la globalización. La globalización y el espíritu posmoderno están presentes no solo en las generaciones jóvenes sino que también en los adultos: “Sin duda la juventud es la más sensible a los cambios que vivimos. Y sería un gran error pensar que los adultos no experimentan el impacto de lo nuevo. Jóvenes y viejos van en el mismo barco de la post-modernidad, expuestos a estos procesos culturales que llegan a nuestros sentidos permanentemente, de manera brillante o con la clandestinidad de lo desapercibido, de lo que ya forma parte de nuestra vida cotidiana seducida. Vivimos en un mundo roto, donde la gente tiene necesidad de salvación integral, cuya fuerza viene en fin de cuentas de Dios.
La pregunta que surge es: ¿Cómo viven, piensan y sienten los jóvenes en este mundo de lo light? Aunque la pregunta por el sentido de la vida no se explícita, en la mayoría de los jóvenes está presente. Otra cosa es que se busque o se intente encontrar en los caminos confusos de la cultura light. Lo mismo sucede con la búsqueda de Dios y el compromiso social. Se busca, pero a la carta. (Novicios)”.