Descripción
Jesús fue un predicador itinerante. Su mensaje es profético en un contexto de grandes expectativas mesiánicas y escatológicas. Su modo de ser y de proceder nos deja perplejos. Es el profeta por excelencia que anuncia el reino de Dios como realidad ya presente, y al mismo tiempo denuncia la realidad del anti-reino. No empezó su ministerio en el Templo de Jerusalén, fue un judío marginal. “Jesús no se instala. Quiere difundir la noticia del Reino de Dios por todas partes. No es posible construir su itinerario, pero sabemos que recorrió los pueblos situados en torno al lago; visitó las aldeas de la baja Galilea: Nazaret, Caná, Naín y llegó a las regiones vecinas de Galilea: Tiro y Sidón, Cesárea de Filipo y la Decápolis. Evita las grandes ciudades de Galilea como Tiberíades, la nueva y espléndida capital, construida por Herodes Antipas. Cuando Jesús se acerca a ciudades grandes no entra en ellas sino que se detiene en las aldeas donde se encuentran los más excluidos: gente de paso y vagabundos errantes que duermen fuera de las murallas”.