Descripción
Discernir es optar, y, en concreto, es optar por el reinado de Dios. El autor nos recuerda que la experiencia espiritual del discernimiento, nos deja dos cosas fundamentales: la primera, consiste en experimentar el amor incondicional de Dios que nos acepta tal como somos; y la segunda, nos invita a comprometernos a participar en la aventura del reino de Dios. El autor dice: “A manera de síntesis, si has captado bien esto del “reinado de Dios”, comprenderás que no es algo que vendrá más allá de nuestra muerte, sino que tiene que darse aquí y ahora. Tiene que darse un nuevo tipo de relaciones profundamente fraternales, democráticas, ecológicas y solidadas, para que las realidades escandalosas de nuestro mundo se modifiquen de raíz. Supone hacer vida la solución de Jesús, tan sencilla y tan difícil de poner en práctica: compartir de verdad todo lo que tenemos, todo lo que somos, fundamentalmente con las personas excluidas, empobrecidas y desahuciadas. Trae consigo salirse del sistema — ¡por lo menos ideológicamente! —, desligarse del poder según este mundo, aprender a ejercerlo al modo de Jesús, para que por gracia de Dios, —por su Impulso—, se generen, desde lo pequeño, núcleos alternativos de relación y de compartir al modo de Jesús y de su causa”.