Descripción
El autor ayuda a hacer el recorrido de una lectura reflexiva sobre estos dos documentos, que inducen a una praxis cristiana de la política: “Ambos Papas ponen el amor como centro de sus alocuciones. En Benedicto XVI como unidad y ejercicio; en Juan Pablo II como invitación a encontrarse con ese amor y un envío que nos solidariza, ambos encuentran en la eucaristía un eje integrador. Benedicto XVI como hacedora de la comunidad de amor y Juan Pablo II como comunión con los hermanos y con Dios. Ambos Papas se dejan interpelar por la historia, Benedicto XVI como lugar donde la creación y la salvación se dan la mano recogiendo todo camino del amor: eros, philia y ágape. Juan Pablo II como el lugar donde la espiritualidad se articula con la santidad manteniendo y restituyendo la dignidad de la persona que le permite no perder su identidad con todas las consecuencias que conlleva. En cuanto a la política, Benedicto XVI presenta la razón purificada como artífice del encuentro con un amor trinitario. Juan Pablo II un corazón restañado que asume la responsabilidad de ganar los criterios y la manera de Jesús, es decir, evangelizarse y, a su vez, evangelizar. Para Benedicto XVI una síntesis de su reflexión es el himno a la caridad (1 Cor 13) pasando por el buen samaritano (Lc 10, 25-37). Juan Pablo II el juicio final (Mt 25, 31-46) une, como habíamos dicho, escritura y eucaristía pasando por las diversas citas bíblicas que encabezan sus capítulos centrales”.