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El autor recuerda que el discernimiento es una disponibilidad interior que poseen los seres humanos. Sitúa esta experiencia del discernimiento en el contexto del conocimiento interno de Jesús y una cercanía que induce a la intimidad con Dios, el Dios de Jesús, el Dios del Reino y de los Pobres:
“Desde otro punto de vista es evidente que hay una relación básica entre SEGUIMIENTO, IMITACIÓN, DISCERNIMIENTO Y OPCIÓN POR LOS POBRES. Como habréis oído muchas veces, la opción por los pobres no es para nosotros una opción de tipo sociológico, político o económico, sino una opción de fe, en el sentido de que, a imitación de Jesús, hay que optar por aquellos a quienes la conducta habitual de los hombres, el proceder mundano, no quiere reconocer como hijos de Dios. Se trata de reconocer a los pobres como aquellos a quienes hay que dar la dignidad de hijos de Dios, aquellos a quienes Dios quiere particularmente que se les atienda. Y cuando menos, una de las cosas que Dios pedirá de nosotros en todo discernimiento —y que el Espíritu nos dará—, será el impulso a reconocer como hijos suyos a aquellos que los hombres no quieren reconocer como tales".