Francisco Javier es reconocido por su talante misionero, su carisma como amigo y compañero. El autor hace descubrir a Francisco Javier con sus dotes de gobierno y hombre profundamente afectuoso. Este gran personaje tuvo la audacia de hacer la síntesis de un amor que conduce a la misión: “Este amor conduce siempre en Javier a concentrarse en una doble dirección. Mirar hacia dentro de la persona, desarrollando las condiciones de un verdadero sujeto apostólico, y dirigir la mirada hacia fuera espoleándose y animándose para construir al hombre capaz de la misión”. Es un artículo muy sugerente sobre la vocación de Francisco Javier que invita a estar volcados a la misión y las grandes exigencias de los tiempos.