El hombre y la mujer ambos tienen la misma dignidad y vocación común (Gen 1, 26-27). La autora destaca que las mujeres son motivo de alegría y anunciadoras del Evangelio: “A la luz de lo que se aprecia realizado en María, puede realizarse el ejercicio de acercamiento a los textos de los cuatro evangelios y advertir cómo las claves anteriores, signos de una nueva humanidad, se dan también en las mujeres que entraron en contacto con el Maestro de Galilea".