Descripción
Desde el año 1994 mi tarea profesional se ha desarrollado prioritariamente en el acompañamiento vocacional a adolescentes. Estimo haber realizado más de 500 en ese tiempo. Es una tarea delicada, compleja y apasionante.
En aquello comienzos quedaban todavía restos de lo que se entendía como acompañamiento vocacional: una consejería realizada por un sacerdote con alguien que intentaba discernir si era llamado a ser religioso o un par de entrevistas realizadas por un psicólogo, test mediantes, intentando orientar a la persona hacia el ámbito ocupacional. Parecería que la problemática vocacional quedaba reducida a estos dos casos: lo espiritual y lo profesional y el acompañamiento lo realizaba un sacerdote o un psicólogo. En ambos casos tenía un aspecto pasivo y mágico (alguien que no soy yo me dirá lo que debo hacer), puntual y con este carácter “elector”. Una vez elegido el camino a recorrer se había obtenido el producto deseado. Hoy ha cambiado visiblemente el concepto de la Vocación y el acompañamiento no es realizado exclusivamente por el sacerdote o el psicólogo sino que es competencia de catequistas, profesores, líderes, orientadores.
No es una intervención puntual, mágica o un “buen consejo”, sino una serie de encuentros en los que se crea una sociedad o equipo entre quien se deja acompañar y quien siente interés en hacerlo y tiene una determinada formación.