Descripción
Este punto resulta problemático en la Iglesia actual: la escasez de clero, por una parte, y la madurez del laico en una sociedad democrática, por otra, hacen urgente llegar a un buen entendimiento de ese binomio; pero existen demasiadas tensiones y resistencias que dificultan un camino de avance.
Lo que voy a apuntar son reflexiones, preguntas, esfuerzos, desde la limitada experiencia de cura de parroquia en un barrio de Madrid.
Comienzo por aludir a una anécdota dolorosa. En una parroquia cercana, a mitad del curso pasado, hizo las maletas y se marchó precipitadamente el párroco, un hombre joven, afectado por cuatro años de fuertes tensiones con el grupo de veteranos de la comunidad parroquial. Se trata de una parroquia popular que había sido animada durante años por sacerdotes «poco directivos» que habían permitido amplios márgenes de autogobierno a los grupos parroquiales. El nuevo párroco pretendía remarcar su papel directivo, acusaba a los grupos organizados de imponer sus criterios al resto de la parroquia, exigía una mayor identidad confesional y no entendía cómo, en caso de conflicto, no se hacía lo que él pensaba, ya que era «el párroco». Después de muchas tentativas, no se logró superar el conflicto, y salió afectado el sacerdote. Es quizás un exponente de la problemática que quiero abordar en éstas páginas.