Descripción
Voy a restringirme a los desafíos culturales y religiosos del momento, dejando de lado todo el análisis socio-político y económico. Me imagino que otros lo harán. En cuanto al aspecto cultural, por ser un texto muy breve y didáctico, me limito a algunos puntos. Por lo tanto, es un texto resumido y que puede ampliarse indefinidamente.
Me refiero al aspecto ideológico de la sociedad neoliberal avanzada y globalizada y no a los mecanismos económicos de la centralidad del mercado, de reducción del Estado de Bienestar social y del Estado sin más, de rechazo de los elementos de origen socialista incrustados en la economía por la teoría keynesíana, etc.
La ideología de la actual sociedad cuya forma económica es el neoliberalismo, se resume en un doble movimiento: reforzar el lado sano y prometedor de la sociedad y marginar hasta su desaparición el lado débil y enfermo. El criterio último de bienestar tiene que ver con la capacidad que las personas tienen para responder a las nuevas exigencias de una sociedad altamente cualificada en el sector tecnológico y del conocimiento. Quien no está a la altura de ese avance, en cualquier clase o sector social que esté, poco a poco se irá quedando fuera. No se trata de valorar el capital o el dinero como tal, sino de saber producir dinero. Así un banquero que cometa errores, sea por corrupción, sea por ineptitud, en mantener su banco saneado —en lo económico, a la altura de la competencia con los otros bancos— será eliminado de su mundo. Lo mismo vale para los médicos, o ingenieros que terminan refugiándose en la economía informal porque no consiguen soportar la competencia en el mercado “legal”.
Esto significa que ha habido una fuerte dislocación del papel del conocimiento en la economía; hoy el saber, es el motivo de la producción más importante. Los mediocres, los "hándicaps", los que no tuvieron oportunidad de cualificarse, los que no adquirieron base biológica, psicológica y cultural para un saber en rápido proceso de transformación, son sistemáticamente excluidos. Quiero llamar la atención sobre la gigantesca variedad de los campos de conocimiento. Así un técnico o un jugador de fútbol no desarrollan su saber en ese campo, van a engrosar la masa pobre del deporte, mientras que otros reciben abultados salarios. Caminamos cada vez más hacia una sociedad del saber, de la información, de la producción y circulación de conocimientos. Quien esté fuera de ese círculo, será marginado.