Descripción
No cabe duda que el título puede parecer un poco pretencioso, «refundar la vida religiosa», ¿acaso no está bien fundada a partir de la inspiración de los respectivos fundadores?, es más, ¿el Concilio Vaticano II no supuso una renovación de la vida religiosa a partir de un gran esfuerzo de "aggiornamento" de las distintas órdenes y congregaciones?
Sin embargo el espíritu del Jubileo nos invita a un proceso profundo de renovación, de volver a empezar, liberarnos de todas las adherencias históricas y regresar al proyecto inicial. El Jubileo es vivir «el año de gracia del Señor», tiempo de conversión, de volver a lo fundamental.
¿La vida religiosa tiene futuro? Hay síntomas de un cierto agotamiento de la vida religiosa. El dato más claro es la falta de vocaciones a la vida consagrada. Es verdad que varían según los continentes, no es lo mismo en Europa que en América Latina, pero aun así la vida religiosa no tiene gran acogida entre los jóvenes. Las mismas vocaciones que nos llegan, algunas son maduras, pero muchas de ellas en gran parte manifiestan cierta fragilidad en su planteamiento vocacional, hay fuertes inconsistencias, estructuras familiares precarias, carencias afectivas, falta de solidez psicológica y espiritual, —nunca se ha necesitado tanta presencia de terapias psicológicas en las distintas etapas de la formación religiosa—, todo ello hace dudar de si las nuevas vocaciones podrán sostener los fuertes retos de una vida consagrada cada vez más cuestionada por un mundo cada vez más secularizado, si van a ser vocaciones tan consistentes como para poder resistir en tiempos de intemperie.