Descrição
Del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997 se celebró en Roma él Sínodo de América con la participación de Obispos y otros delegados de Canadá, Estados Unidos, América Latina y el Caribe. Al final de un mes de deliberaciones aprobaron, mediante una votación, 76 Proposiciones, como un resultado concreto de sus reflexiones e intercambios. Esas Proposiciones fueron entregadas a la Secretaría General del Sínodo que con la ayuda de una Comisión Postsinodal de 15 obispos preparó un borrador que fue entregado al Santo Padre. El Papa, con sus asesores y teólogos personales, escribió la Exhortación Apostólica Postsinodal "Ecclesia in America".
Esta Exhortación fue entregada solemnemente en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México el 29 de enero de 1999 ante la presencia de unos 400 obispos de toda América en el marco de la cuarta visita de Juan Pablo II a ese país.
Un hecho muy importante para entender el significado profundo de esa ceremonia y la orientación del documento fue la homilía que el Papa pronunció en la Basílica. Por una parte señaló la veneración de América hacia la Virgen María y por otra coloca la Exhortación en el corazón de la realidad social del continente. Con fuerza, desde la Basílica de Guadalupe, hizo sonar el cuerno del jubileo, gritó con voz profética: "¡No más violencia, terrorismo, ni tráfico de drogas! ¡No más tortura u otras formas de abuso! Tenemos que poner fin al innecesario recurso de la pena de muerte. ¡No más explotación del débil, discriminación racial o ghettos de pobreza! ¡Nunca jamás!".
Este Sínodo especial fue anunciado en Santo Domingo en 1992 y convocado oficialmente en 1995. Desde el principio llamó la atención el título en singular "Iglesia de América". Ha sido costumbre hablar de las Américas. Esto no ha dejado de generar polémicas y controversias, pues históricamente ha habido invasiones y atropellos desde el norte, grandes diferencias económicas y explotación sistemática, y permanecen todavía oposiciones graves. Sin embargo, poco a poco se ha ido aclarando su significado. El Papa ha querido invitar a reflexionar sobre la identidad cristiana, no solamente católica, de las Américas y a buscar los elementos comunes, sin dejar de lado las diferencias. Se trata más bien de una invitación a construir una identidad cristiana que tome en cuenta las riquezas y aportes de las distintas tradiciones del norte y del sur, y que al mismo tiempo permita enfrentar juntos los obstáculos que impiden -en el norte y en el sur- la expresión vivencial del mensaje de Jesús.