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505.154 firmas se han recogido en 77 semanas en Austria para pedir la intervención de las iglesias locales en el nombramiento de obispos la ordenación de las mujeres, el celibato no obligatorio para los sacerdotes, un cambio de la óptica moral que ponga en el centro la elección de la conciencia. Este es el resultado, presentado a la prensa el 5 de julio de la «petición de la Iglesia-pueblo», promovida por la plataforma «Nosotros somos Iglesia». Y no se trata sólo del peso de tal número de firmas (cerca del 10% de los católicos austríacos) sino su origen, difícil de catalogar como «disenso». Entre los promotores y firmantes de la petición hay muchos líderes y miembros de asociaciones eclesiales, entre ellas la Acción Católica. Esta realidad ha obligado a los pastores a considerar seriamente el corte existente entre el pueblo de Dios y sus pastores y ha obligado al cardenal Franz König, en otro tiempo arzobispo de Viena a acusar al «aparato burocrático del Vaticano» de haber traicionado la sinodalidad de la eclesiología conciliar que llamaba a la corresponsabilidad de toda la Iglesia para ejercer su misión.
«Nosotros somos Iglesia» comenzó a tomar forma en abril de 1995, y ya a principios de junio miles de voluntarios y voluntarias recogían firmas para la petición en toda Austria. Se dice que en Canadá, USA, Alemania, Suiza y Eslovenia se está pensando en iniciativas análogas.
Sin embargo el documento no sólo ha recibido adhesiones sino fuertes críticas como la del obispo ultraconservador de Sankt Pölten que ha afirmado que «ya una vez en 1938 nuestro pueblo se ha equivocado mayoritariamente de un modo grosero» refiriéndose al voto austríaco de anexión a la Alemania nazi. Otros sacerdotes han intentado tácticas de sabotaje descalificando a los promotores o prohibiendo la recogida de firmas.
El texto mismo ha debido superar los temores incluso de simpatizantes, lo que ha obligado a reelaborarlo siete veces. Algunos obispos más cercanos habían aconsejado limitarse a peticiones más moderadas y no insistir sobre el sacerdocio de las mujeres pero, después de largas discusiones, se decidió no dejar de lado tampoco este tema. En la presentación oficial al presidente de la Conferencia Episcopal Mons. Johannes Weber, se le pidió que obtuviera de Roma una «escucha a los contenidos de las peticiones».
Este es el texto completo en la traducción que se ha hecho en España.