Descripción
Ni los religiosos ni las religiosas fueron mimados en Santo Domingo. ¿Mala o buena señal?
La Curia romana está preparando el sínodo romano sobre la vida religiosa. Actualmente la Congregación para los religiosos está dirigida con mano de hierro por un cardenal que pertenece a la línea más rigorista y que está ligado estrechamente al Opus Dei. ¿Por qué fue puesto al frente de la Congregación para los religiosos? Ciertamente, porque la Curia romana piensa que los religiosos no están suficientemente estructurados ni disciplinados. La Curia piensa que el mayor problema de los religiosos es su insuficiente disciplina.
Al insistir en la estructura y en la disciplina, la Curia romana es fiel a su tradición. Ella representa el imperio de la ley, del orden y de la uniformidad. Su ideal es reducir a todos los religiosos a una sola categoría regida por un mismo derecho. Esta fue siempre la tendencia de la Curia romana desde la Edad Media, y las leyes canónicas acentúan cada vez más esta tendencia.
Al actuar de esta manera, la Curia romana defiende a los religiosos contra eventuales tentaciones y peligros de anarquía, anomia, dispersión... y contra tentaciones de herejía y cisma. Presta un servicio útil.
Por nuestra parte, podemos preguntarnos si en la hora presente los mayores peligros que amenazan a la vocación religiosa en la Iglesia son realmente los peligros de herejía, cisma, anarquía o desorden. Quien mira la vida religiosa desde la perspectiva del mundo actual tiene la impresión de que los mayores problemas son otros: la irrelevancia de la vida religiosa para la juventud de hoy, la poca influencia que ejerce en la sociedad contemporánea, su débil impacto en el mundo, la ineficiencia de la evangelización de la sociedad moderna. Temo mucho que el sínodo romano deje de lado los problemas más agudos y se concentre en la cuestión de los medios, sin preocuparse en primer lugar por los fines, y que se contente con algunas fórmulas genéricas sin consecuencias. De ahí las interpelaciones que siguen, que procuran destacar problemas que podrían quedar olvidados.