Presentamos aquí la parte central del documento “Santo Domingo y la pastoral indígena” de los obispos del Sur de México. El estudio que hacen del tema desborda con creces la geografía de sus diócesis y constituye una visión global de la pastoral indígena que puede ser muy útil tanto a los que trabajan como a los que no trabajan en ese campo.
Los indígenas en Santo Domingo: No existen en la Iglesia documentos del nivel de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que hayan dado un espacio y valoración a la cuestión indígena como Santo Domingo (SD). Por eso, seguramente, SD pasará a la historia como la Conferencia de la Inculturación del Evangelio y de la Pastoral Indígena.
Prácticamente todos los temas surgidos de la Pastoral Indígena fueron tocados en SD y se puede decir que con la misma frescura de su origen en las bases, por más que algunos no hayan valorado suficientemente estos temas o que incluso hayan querido limitar su espacio.
Además, al mostrar SD que los indígenas forman una unidad con los afroamericanos y mestizos, en el gran tema de los pueblos con culturas propias, diversas de la dominante, se estaba dando un salto cualitativo respecto al modo de abordar esta realidad. Para estos pueblos y para todos los pueblos de la tierra la Iglesia plantea como respuesta evangelizadora la Inculturación del Evangelio.
En adelante ellos ya no son vistos por la Iglesia como un sector insignificante, “enclaves detenidos en el pasado” (DP 398), o “los más pobres entre los pobres” (DP 34); sino como “la base de nuestra cultura actual” (SD, Mensaje 38); ya que América Latina es “un continente multiétnico y pluricultural”, con una “singular identidad,... conjunción de lo perenne cristiano con lo propio de América” donde mirando la época histórica más reciente, nos seguimos encontrando con las huellas vivas de una cultura de siglos” (cfr. SD 244. 18.21).
Se puede afirmar que en SD la Iglesia tomó conciencia no de que hay indígenas, negros y mestizos en América Latina -que ella ya sabía-; sino que América Latina es, en su identidad más profunda, indígena, negra y mestiza. Lo cual constituye una percepción radicalmente distinta. Además en SD se reconoció que los indígenas son “pueblos...poseedores de innumerables riquezas” (Mensaje 38), que constituyen una reserva de humanidad, donde pueden ir a reconfortarse los demás seres humanos y la misma Iglesia.