Mujeres y hombres de muchas sangres pero de un solo corazón y en una misma Patria Grande, te confesamos y te amamos como el Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra, desde todos los tiempos adorado en todas las culturas, camino en todos los caminos de los pueblos.
Dios de todos los nombres y mayor que todos ellos, Hacedor del Universo, Fuente de la Vida, Padre y Madre de todos nosotros, hecho uno de nosotros y Liberador de todos en Jesús de Nazaret.
Creemos que tienes el sueño de hacemos plenamente humanos -mujeres y hombres en armonía- sobre esta Tierra Madre que nos alimenta y nos une, en una sola casa y en una mesa común.
Creemos que tu sueño coincide, panificándolos, con los mejores sueños de todas las personas y de todos los pueblos. Quiere hacemos felices, ya aquí y más allá de la muerte, contigo y con nuestros mayores y con todos los hermanos y hermanas de Humanidad.