El artículo que sigue reproduce literalmente la charla tenida por el autor en el VIII Congreso Estatal de Comunidades Cristianas Populares (CCP), celebrado en Cheste (Valencia) del 30 de octubre al 1 de noviembre de 1988. Ei autor presentó su aportación sólo como una "primera palabra" en un diálogo de mediación que, por eso mismo, está abierta a recoger ulteriores aportaciones y aspira a enriquecerse con ellas.
Reproducimos a continuación los tres primeros párrafos de su ponencia:
Quiero en esta charla limitarme estrictamente a lo que se me pidió: ver si puedo arrojar un poco de luz sobre una situación de malestar. Malestar surgido en diversas instancias eclesiales a raíz de algunas expresiones como "Iglesia popular" o "Iglesia que nace del pueblo". Y malestar surgido a propósito de algunas actitudes que se han interpretado como una negación de la autoridad eclesiástica o como un "magisterio paralelo" etc. etc.
Mi deseo sería que a la luz pueda seguir el diálogo eclesial. No sólo el diálogo hacia el interior, hecho aquí entre nosotros, y que complete lo que yo no haya sabido decir. Sino sobre todo el diálogo hacia afuera: el que, desde la luz obtenida, intenta a la vez criticar y conceder a la otra parte, pero también autocriticar y defender la propia postura. Y ello con la esperanza de que así se consiga un acercamiento suficiente.
Me parece que esto pide de nosotros una serie de actitudes no del todo fáciles. En primer lugar una salida de nuestros contextos: vamos a examinar esas expresiones debatidas como si las oyéramos por primera vez, como si no tuviesen detrás una historia de polémicas. Y en segundo lugar una difícil combinación de libertad y pureza. Libertad para defender lo que creemos que debemos defender, porque no es simplemente nuestro sino del evangelio. La pureza para reconocer lo que puede haber de impuro en nosotros o en actitudes nuestras, convirtiéndose así en un egoísmo que obstaculiza la comunión.