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Es un caso típico de lectura acomodaticia del Evangelio en que le hacemos decir lo que queremos que diga. La frase se encuentra en tres evangelistas (Mt., Mc. y Jn.) a propósito de la unción de Jesús en Betania, y es frecuentemente citada en ciertos ambientes cristianos reacios al compromiso con los pobres con un cierto tono justificatorio y fatalista. ¿Para qué hablar tanto de pobres y del compromiso con ellos si el Evangelio nos dice que siempre habrá pobres? ¿Es esto lo que realmente dice el texto?
Comencemos por señalar que la frase "los pobres los tienen siempre con ustedes" (Mc. 14,7) es una clara referencia a Dt. 15, 11 donde se dice "nunca dejará de haber pobres en la tierra", y por ley elemental de las citas bíblicas, no sólo es una referencia al texto, sino también al contexto en que se encuentra la frase. Un ejemplo nos ayudará a clarificar. Si en nuestro medio hablamos de "Uchuraccay" o de "Ayacucho", la palabra no es sólo designación de un lugar, sino la evocación de todo un contexto de sucesos asociados a esos lugares. La sola palabra sugiere y despierta un mundo de violencia y de muerte, de procesos frustrados y de derechos humanos negados. Una palabra, pero todo un mundo de resonancias. Lo mismo sucede con el caso que comentamos.
Con la frase "los pobres los tienen siempre con ustedes" no sólo se alude a una frase, sino a todo el contexto del capítulo 15 del Deuterononio. Pues bien, en ese capítulo no sólo se dice "nunca dejará de haber pobres en la tierra" (v. 11) sino también "no habrá pobres entre los tuyos" (v.4). Por lo tanto, en un mismo contexto tenemos la doble declaración "no habrá pobres..." "siempre habrá pobres". ¿Es una contradicción? ¿Qué quiere decir esto?