Descripción
Es el discurso pronunciado por Mons. Adolfo Rodríguez, Presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba, y obispo de Camagüey, en nombre de los obispos cubanos.
En el despertar de un nuevo milenio, el tercero de la Era Cristiana, ya cercana la celebración de los 500 años del comienzo de la Evangelización en el Nuevo Mundo.
A la luz del Concilio Vaticano II, Medellin y Puebla... La Iglesia Católica que peregrina en Cuba, después de un largo proceso de reflexión que ha abarcado a todas nuestras comunidades, vive, en esta hora de gracia, una experiencia profunda de comunión con Dios que se manifiesta en exultante y esperanzada alegría.
Esa alegría brota del amor del Padre, se revela en el sacrificio de Jesús y se hace presente por el don del Espíritu. Esa alegría exige ser generosamente compartida y gozosamente comunicada. Ella nos convoca en torno a la mesa del Pan y la Palabra, para realizar de forma fraternal la salvación de Dios en medio de los Hombres.